Sabemos que los mitos y las leyendas son productos de una compleja y
sistemática construcción colectiva, son una especie de memoria soñada
que tiene que ver con lo que imaginamos y creemos y son elementos
constitutivos y vitales de nuestra conciencia individual. En este
sentido podríamos decir que los límites de nuestra imaginación son
también la última frontera de nuestro mundo.
Mitos y leyendas son
territorios en los que se confunde la realidad con la ficción, lo
sagrado y lo profano, la verdad y la fantasía. La leyenda pertenece al
folclore y por ello corresponde a la más enraizada sabiduría popular de
una cultura. Es un relato hablado que conserva la tradición de un pueblo
y se va enriqueciendo con el tiempo, transfigurándose, porque expresa
la relación de los seres humanos con la historia, la naturaleza y el
cosmos, pero también con su interior, con su subconsciente.
Ambos,
mitos y leyendas, por su carácter simbólico y, su relación con el
inconsciente, están más cerca de la poesía que de la investigación
científica; sin embargo al igual que la ciencia intentan explicar el
mundo, el origen de los dioses, la aparición del ser humano, el origen
de los seres, las cosas, el bien y el mal, así como del apocalipsis. Si
creemos que lo que imaginamos es posible, entonces la magia es posible
porque está en nuestros pensamiento y en nuestro lenguaje.
Los
protagonistas de los mitos y leyendas habitan en la imaginación popular y
no pueden ser explicados de manera racional porque son historias para
ser contadas. Los mitos y las leyendas han creado seres zoomorfos o
antropomorfos de carácter benévolo o malévolo de acuerdo a las
necesidades espirituales, sociales, políticas y cosmográficas de los
grupos humanos, conectando a través de la magia, la razón y la fantasía.
Por
todo el mundo se han escuchado y se escuchan aún los relatos de seres
mitológicos o personajes legendarios y en el territorio de lo que ahora
es Bolivia, se los ha venido contando desde mucho antes de la Colonia.
Los pueblos y civilizaciones que habitaban este territorio, conformado
por el País de las altas montañas, el País de los valles floridos y el
País de los grandes ríos, poseían una fantástica memoria oral, algunos
como productos de un complejo entramado cosmogónico y otros como simples
explicaciones de lo sobrenatural.
Uno de los mitos más conocidos
en nuestro país es el de la deidad que habita las profundidades de la
tierra, especialmente de las montañas, una deidad que fue maldecida por
la cultura occidental y cristiana y ha pasado a ser un demonio. De
Europa nos llegaron varios de los personajes curiosos que provienen de
las tantas culturas del Viejo continente, así como monstruos creados por
la propia literatura.
Ahora bien, entrando en materia. Si la
novelista cochabambina Sisinia Anze Terán hubiera nacido en la Edad
media, seguro hubiera sido una hechicera, una bruja en el sentido de
conocer cosas sobrenaturales y medicinas ancestrales, tal vez la
hubieran quemado en la hoguera y no hubiéramos sabido de ella; así que
menos mal que nació a finales del siglo veinte y hemos podido apreciar,
hasta ahora, seis libros de los más exitosos, algo poco común en nuestro
país y eso le ganado muchos admiradores y lectores, así como también
uno que otro adversario que se muere de envidia al ver que ella publica
un nuevo libro con el mismo éxito que el anterior. El libro que nos
congrega esta noche sigue la línea de los anteriores de mezclar, como si
fuera una alquimista, una hechicera medieval, ficción fantástica con
realidad. Ahora intenta una nueva y arriesgada versión del mito del Tío
de la mina, del Supay o Supaya y puedo decir que sale muy bien parada
del desafío que ella misma se impuso. Las corrientes de esta nueva
aventura literaria son algunos de los mitos nórdicos, los mitos andinos,
monstruos literarios como el vampiro, hechos históricos, lugares
sagrados, personajes reales e ilustres y algunas invenciones propias de
la gran literatura.
El libro ya es un éxito en varias ciudades
del país y no es para menos, pues su autora domina la técnica de la
novela, jugando con los tiempos y los espacios y sabe dosificar el
suspenso, haciendo que el lector quiera seguir leyendo hasta terminar la
novela y entonces querrá seguir leyendo una segunda parte. Bolivia es
un país de tradiciones y costumbres muy arraigadas y era todo reto
pretender dar otra explicación diferente a uno de los mitos más
populares de Los Andes. Siguiendo la definición propuesta por el
escritor Italiano Ítalo Calvino la novela de Sisinia bien puede
clasificarse en el género de narrativa fantástica visionario con seres
sobrenaturales. Sin embargo, no debemos descuidar el otro elemento que
es la historia en la que la narradora se luce incorporando a su relato a
personajes como Cristo, Cristóbal Colón y otros. Si bien la historia
contada es compleja y pasan por sus páginas muchos personajes
secundarios, la historia está muy bien resuelta y mejor escrita. Una
buena novela sin duda alguna.
* Homero Carvalho Oliva. Beni, 1957. Narrador,
novelista, poeta y ensayista.
Soy parte de todo y de nada. Del mar, la luna, los bosques, los valles, las montañas, la gente y en realidad me integro a todo ello. Me defino con palabras, me describo cómo soy, cómo quiero ser, como yo creo que soy ó talvez una mezcla de todo. Si me defino hoy, mañana ya no sería la misma, cada día crecemos, aprendemos, avanzamos, equivocamos el camino y siempre terminamos cambiando inevitablemente, cada día somos alguien diferente en mayor o menor medida.
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