La
lanza de Longinos, es la última
novela que considero producto de la
exitosa zaga del Abrigo negro, donde
el argumento original del audaz libro produce el eco seductor de un canto de
sirena que atrapa al lector en una trama cuya tensión parece inagotable,
ramificada en un robusto follaje de la inefable dimensión mitológica del pensamiento humano, donde aún sobrevive la
capacidad de sorpresa y asombro.
No es el objetivo de
estas palabras antes de las de las palabras de la autora, develar los enigmas
intrínsecos de la obra. Tampoco el de erigir elogios innecesarios sobre altar
literario o la temática abordada. Pero resulta fundamental señalar la diana
conseguida por la certera puntería que impulsó al filoso venablo: articular
mitos universales con los mitos regionales andinos, mediante la magia de una
historia fantástica.
Desde el rotundo éxito mundial conseguido por El Código da Vinci de Dan Brown, y otras obras en esa línea, mucha agua ha corrido por estos causes, donde las olas encrespadas se van embraveciendo arrasando los castillos de arena de los historiadores tradicionales y los mitos construidos por los poderosos para perpetuar su poder. Los amos oficiales de la verdad, habitantes de los centros del poder político, económico y militar, ignoran en forma deliberada las múltiples vertientes culturales milenarias y contemporáneas, que interpelan de manera constante y consistente sus versiones históricas.
Sisinia Anze, amazona de la palabra,
armada con el filo temerario del discernimiento y dotada con la tranquilidad de
la experiencia, toma la lanza que hirió el corazón del Cristo y la envía al
corazón del altiplano boliviano, arrastrando en su etérea turbulencia, las
interesantes incidencias de su narración, donde un fragmento del relato muestra
un implacable jerarca representante del nefasto poder de los nazis, asustado
con la presencia de un danzante nativo y termina con su servil séquito aplaudiendo la danza de la diablada, mientras
acullica la hoja sagrada para aliviar los efectos del mal de altura, en irónica metáfora. Estos personajes, símbolos
de un poder perverso, siguen extasiados el hilo conductor de su doctrina
alimentada por la magia originaria del poder, contenida en los mitos universales del cristianismo como es
el de la lanza de Longinos, vestido de poncho y abarcas, para deambular en la mitología
ancestral de los pueblos andinos con sus ciudades atlantes sumergidas en
misteriosos lagos mineralizados o el Tío, amo y señor de los profundos socavones.
La
lanza de Longinos, imbrica en su tejido narrativo, la construcción de precisas
atmósferas andinas y referencias históricas detalladas de la debacle del Tercer
Reich, que otorgan consistencia al relato, cuyo principal protagonista Adolfo
Hitler, es perfilado de una manera muy particular por la autora quien no oculta
como muchos, la fascinación por las derivaciones de esta contienda maniquea que
no termina aún. Por el contrario invita a una ansiosa espera de los lectores
por todas las historia noveladas que
puedan surgir de la prodigiosa imaginación de Sisinia Anze, convertida en uno de los baluartes de la narrativa
fantástica, nueva fortaleza de la juventud lectora.
Gonzalo Montero Lara
Poeta-escritor