domingo, 21 de diciembre de 2014

“El Abrigo Negro” de Hitler, por Haydee Nilda Vargas Guerrero.



Empecé a leer El abrigo Negro de la escritora cochabambina Sisinia Anze motivada por la recomendación de dos lectores catalanes que dijeron que “me iba a gustar”; es más, que “a través de este libro conocieron Bolivia, mejor que en una revista de turismo”. Después de terminar la lectura me convencí de su apreciación, porque Sisinia tuvo la habilidad de recrear parte de la realidad e idiosincrasia bolivianas con su narrativa.

La tapa del libro describe e introduce el contenido. En primer plano vemos un hombre vestido con abrigo negro, la mitad de él es Hitler y la otra, un minero. Cada mitad sobre su escenario de vida y acción. Dos personajes en uno, cada uno muy distinto al otro porque sabemos que pertenecen a continentes separados por más de 13.000 kms de espacio líquido y entonces surge la expectativa por descubrir el misterio.

El libro comienza con la descripción de Oruro. Allí fue Jacinto a cobrar su salario y se compra un abrigo negro en el mercado de la ropa usada que viene del exterior a través de Chile y se distribuye y vende en toda Bolivia. A pesar del primer impacto de estremecimiento que le produce el abrigo, Jacinto se siente satisfecho. Una valiosa pista que la autora nos deja sobre el hilo conductor de la historia.

La historia asocia dos vidas aparentemente incomunicadas. La una repasa la vida de Hitler y su accionar en la Segunda Guerra Mundial a partir del momento en que le regalan un valioso abrigo negro,confeccionado especialmente para él. Esa prenda de vestir acompaña a su dueño en sus delirios de poder y en la enfermiza obsesión por preservar y mejorar la raza aria, convirtiéndose en el depositario silencioso del dolor y sufrimiento de sus víctimas.

La otra vida pertenece a Jacinto, que se ve obligado adejar los estudios para trabajar en la mina de Huanuni y mantener a su mujer e hijo en gestación. Con Jacinto se conoce las profundidades de la mina, el peligro que rodea al trabajador que golpea las entrañas de la tierra hasta el punto de quitarle el aire indispensable o morir sepultado por un derrumbe.

La autora aprovecha la situación riesgosa del minero para combinar realidad con  fantasía. El personaje poco a poco pasa el límite de lo tangible y se ve invadido por sensaciones extrañas. Visualiza seres fantasmagóricos como el de la niña que murió a los pies de Hitler y el Tío, señor y amo de la mina a quien deben agradar los mineros para concluir exitosamente su trabajo.

Los pilares maestros de la novela se asientan en la rica mitología andina que conserva todavía la memoria del pueblo a través de sus ritos de protección en la mina, el origen de las fiestas del carnaval, los diagnósticos de enfermedades, cuyas causas, según el imaginario popular,radican en lo sobrenatural o la incidencia de energías negativas.

Estamos ante una visión dualista en espacio, tiempo, concepción mitológica y realidad. Dos realidades con sus demonios, dos vidas opuestas que van por sendas diferentes. Una de ellas con una poderosa carga negativa que afecta a la otra, sencilla e ingenua pero dominada por el peso kármico y el demonio del odio instalado en el abrigo.

El abrigo usado, ropa usada, sobra o desecho de países ricos, se convierte en el gran negocio de países pobres. Tema recreado acertadamente  por la autora para tocar la vena sensible del ser humano y advertir sobre el peligro de convertirse no sólo en basurero de ciertos países, sino en el paraíso de sus demonios.

Definitivamente Sisinia pinta con matices y narra con flashes. Con “El Abrigo Negro” se conoce los espacios de forma precisa y agradable. La autora nos introduce en la mina paso a paso, mostrando con luces y sombras sus grietas y concavidades. Se siente sus olores, la falta de oxígeno y finalmente el pánico ante lo inexorable.


                                                   
                                                         Haydee Nilda Vargas Guerrero
                                                         Lic. En Fiología Hispánica.
                                                         Columnista en Barcelona España.

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